27 de junio de 2007

Abro el baúl de los recuerdos... Como duele este silencio

Hace cosa de un mes más o menos empecé a necesitar desahogarme un poco y escribir, escribir lo que sentía, lo que pensaba, lo que tenía que sacar fuera y no me atrevía a contar, ya que yo soy muy dura (sí sí, esa es la imagen que doy creo, pero soy más sensible y tontaina...). No sé por qué, pero tengo la necesidad de ponerlo aquí, quizá porqué dentro de un tiempo me ayudará a entender muchas cosas. Aquí abro el baúl de los recuerdos, para ir poniendo en él los recuerdos que tengo y que he escrito antes de este blog...

Parece mentira la capacidad que tenemos las personas para canviar la manera de (no) comunicarnos con alguien. Podemos pasarnos horas y horas charlando con alguien de cosas más o menos importantes, o lo que es lo mismo, de cosas más o menos chorras. Y de repente no dirigir la palabra a esa persona. El motivo de esta actitud puede ser por distintas causas: a veces la otra persona (o nosotros) sufre un cambio importante en su vida; en otros casos ya no hay interés (sentimental, amistoso, monetario...) de uno de los implicados hacia el otro; en otros casos uno de los dos hace algo que ocasiona dolor al otro... En mi caso creo que el hecho de no hablar con El Pijo (así le voy a llamar aquí) es una mezcla de todas estas razones. Le conocí en un momento un poco caótico de mi vida: después de dejar a mi ex y cuando tenía un mediorolloquenomedabaloquenecesitaba. Quedé con El Pijo y (aunque yo de pija ná de ná, más bien lo contrario) me encantó. Era la persona perfecta para mí. Con esto no digo que fuera perfecto, sinó que creía que teníamos mucho en común. Ahora me doy cuenta de que no era así.

Empezamos lo que para mí (y parecía que para él también) fue una preciosa historia de amor, aunque bueno, fue más bien un cuento y no una historia, ya que fue visto y no visto. Pasó de decir que era perfecta, que me quería a que no sentía nada por mí. Yo no lo entendí hasta que lo vi: por fin la persona que tanto daño le había hecho volvía a sus pies movida por los celos quizá al verse destronada. Nunca imaginé que alguien pudiera hacerme sentir tan feliz pero también tan mal. Me sentí una estúpida porque otra vez me tomaban el pelo y esta vez hiriendo mis sentimientos, mi sinceridad, mi confinza... mi ceguera de amor supongo.

No he vuelto a saber de él y dudo que vuelva a saber. Sé que si no hubiera accedido a sus ruegos ahora tendría un amigo más y no a alguien que ni me dirige una triste palabra. Pasamos de la comunicación en exceso a la incomunicación total y todo por un estúpido juego de sentimientos. Desde aquí sólo puedo desearle que le vaya muy bien, que le ha valido la pena hacer daño a otras personas y que yo sigo aquí dispuesta a hacer las paces. Porque una cosa estoy aprendiendo, y es que no vale la pena tomarse las cosas a la tremenda, no cuando no tienen solución, no cuando no pueden tomar el rumbo que querrías, no cuando no hay la misma opinión entre dos personas... Sólo puedo decir que somos lo que hemos vivido, pero que podemos ser lo que queramos.

Y como la música a veces dice más de lo que una puede decir, aquí va un pedacito:

Y esta calma que rompe el corazón,
de esta guerra yo he sido el perdedor,
y se clava muy dentro este silencio,
eterno y mudo como el recuerdo del amor que tú me diste.
Silencio, tan grande tan vacio y tan muerto...
Como quema este dolor del silencio,
que llena cada espacio en mi cuerpo.Como duele
este silencio de amorrrrrrrrrrrrrrrrrrr

(David Bisbal, Silencio)

No hay comentarios: